26 de noviembre de 2011

Tu cielo.

Aquí nos encontramos, 
en éste camino, 
en ésta tierra y en éste cielo.
Aquí nada se oculta,
aquí todo se sabe.
Te escribo,
aun no sé si me lees,
pero me hace bien leerme.
Entre tantas cosas,
recordarte es lo
que mejor me pasa, 
es lo que mejor me sucede.

─Hola ¿Cómo va todo?─ 
le pregunto al cielo.
No se escucha nada,
pero se siente alivio.

De niño,
aprendí mucho contigo, 
desde como
amarrar mis trenzas,
hasta no dar nada perdido.
De hombre
 no cambian mucho las cosas;
hablando se entiende la gente;
luchando se habla, tranquilo.

Eres parte del cielo
que miro todos los días,
todas las noches.
Eres parte del rostro
que imagino en cada luna,
en cada sol.
Eres parte de muchas vidas
que contigo son felices.
Soy parte de una tierra
que te observa a diario
en tu hogar,
nuestras memorias
 nuestros corazones.

Tu cielo.

Alaisa...

18 de agosto de 2011

Que ironía es quererte


Mis ironías son suyas,
son de ésa mujer.

Cierro los ojos
para mirarla.
Me recuerdo a mí,
para recordarla a ella.

Mis ironías son suyas,
son de ésa mujer.

Puedo mirar la noche
y ver su rostro.
Saber que habito en sus ojos
y aun así perderme en ellos.

Con ella puedo hacer
de lo ficticio real.
Con ella, junto a mí.
Sé que se tratan de ironías
pero las hace lógicas.
Que ironía.

Mientras más la quiero
más me desconozco.
Inexplicablemente
mirar el infinito
ha vuelto irónico.

Mis ironías son suyas,
son de ésa mujer.

Preguntarme por mí
no es más que
responderme en ella.
Los  versos que hablan de mí
se tratan de ella.

Ella, ella quizás sea perfecta.
Sin duda es única
y la prefiero así.
La vivo en mi insomnio.
Muero por ella
y me siento más vivo.

Su voz se hace leer.
Sus letras se hacen escuchar.
Su fragancia es tan tangible
y a la vez tan intocable,
sólo ella.

Siento que despierto
para soñarla.
Su sonrisa es la mía,
 yo la sonrío.

Mis ironías son suyas,
son de ésa mujer.

Es un placer conocernos.
La conocí para conocerme.
Hoy estoy seguro
de que lo más mío
que tengo, es de ella.
Que ironía.