Siempre me has hecho
pensar que Dios es un tipo
bastante inteligente:
imagínalo; corte tras corte,
con su pulso que no duda,
con sus manos que no erran;
imagínalo, uno a uno,
dos a dos y cien a cien,
y sólo sabrá él cuantos
infinitos más pasaron
hasta que llegaste tú,
hasta que llegue yo;
y nuestras luces pronto
se encendieron
con apenas diferencia
de un suspiro forastero.
Y fue así, amor. Amor, fue así
como Dios nos hizo
sabiendo, que algún día (a nosotros)
nos tocaría hacernos:
día a día, noche a noche
y beso a beso;
y sólo sabrá él cuantos
infinitos más pasarán
hasta que volvamos
a encontrarnos en otra vida
o en otro anhelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario