9 de marzo de 2017

Donde vivo y muero

Nunca estuvo demás el placer
que diariamente sentí
cuando, por ejemplo,
en una nube blanca la conocí.

Ah sí, en una nube, en un globo,
y en los viajes, las tardes, los bailes;
y en cualquier causa que le
hiciera justicia a sus ojos cafés.

La conocí en un beso al alba
y luego en un plan, una meta,
un sueño y tantos insomnios;
en todas mis luchas
y también en mis treguas.

La conocí  de labios multicolores,
de amargura insospechada,
de complicidad atestada,
y aún la frecuento donde vivo,
donde muero y viceversa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario