que diariamente sentí
cuando, por ejemplo,
en una nube blanca la conocí.
Ah sí, en una nube, en un globo,
y en los viajes, las tardes, los bailes;
y en cualquier causa que le
hiciera justicia a sus ojos cafés.
La conocí en un beso al alba
y luego en un plan, una meta,
un sueño y tantos insomnios;
en todas mis luchas
y también en mis treguas.
La conocí de labios multicolores,
de amargura insospechada,
de complicidad atestada,
y aún la frecuento donde vivo,
donde muero y viceversa.
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