si se acostara en otra cama,
no habría ocaso en las tardes
ni auroras por las mañanas,
lloviznarían los días
su ausencia acusada,
y no brillaría la luna
en la sombra estrellada.
No vayas noche,
mejor duerme en casa
que el día te espera
como espero a mi amada,
no pendas de un hilo
por una falsa llamada
que no habrá otro cielo
donde estés más constelada.
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