y te extraño,
qué extraña
se me hace la noche;
pero no sólo la noche,
que extraña
se me hace la cama;
la veo y me pregunto,
quizás como tú,
─¿Será para dormir?─
o es tan solo un utensilio
que tortura cuando faltas.
─¿Y por qué la risa ya no es
para ser feliz sino para ocultar
lo tristes que nos volvemos?─
Se me hace de noche
y hay algo extraño.
A mí me extraño,
pero a ti más.
El aire está diferente
─¿Sentirás también que
el aire es distinto?─
o es que me acostumbré
a respirarte.
Para esto de extrañarte
soy malo y también el mejor;
ya sabes, porque lo hago
desde la zeta hasta la hache
y entre esas letras cabe
toda una vida.
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