Ojalá que un café
nos permita sentarnos
en la misma mesa
y platicar de aquél
día en que nos conocimos,
o de que aquella noche
en que nos deshojamos.
Ojalá que nosotros
nos permitamos un café
que nos recuerde
lo que somos,
de donde venimos
y hacia donde vamos,
porque tenemos que ir.
En todo caso,
permíteme
el café
de tus ojos,
ese café que
nunca faltaba
para comenzar mis días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario