es perfecto,
pero no es ese
el tiempo que
yo te ofrezco;
te ofrezco el mío,
al que se le caen
las horas cuando
te veo;
al que se le paran
los segundos
cada vez que te beso;
ese que se pone las alas
cuando le digo que lento
y que va muy despacio
cuando no te frecuento.
El tiempo que ofrezco
no es para nada perfecto,
no se mide en segundos,
se calcula en momentos.
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